Es increíble la fuerza que pueden ejercer los sueños, o solo uno, el sueño de hacer algo grande, de hacer historia.
Hoy, 11 leones así lo han certificado en la Catedral del fútbol.
Cuando las caras de los aficionados mostraban la frustración de una prórroga, de tener que luchar otros 30 minutos, la frustración provocada por el miedo de poder llegar a la tanda de penaltys, cuando ya pensaban que la eliminatoria estaba perdida, el equipo ha seguido luchando, ha sacado su seña más identificativa, la garra. Ese seguir luchando hasta el pitido final, el no echar la toalla. Al fin y al cabo, el no resignarse.
Y al final, a 2 minutos de cumplirse el tiempo reglamentario, y a la espera del descuento, el equipo se ha acercado un poquito más a ese sueño, ya lo rozaba con los dedos, ha llegado el gol, que minutos después, con el pitido final, ha supuesto el pase del Athletic a la final de la Liga Europa.
Las lagrimas ha brotado de los ojos de jóvenes y mayores. Para muchos de nosotros está será una de las pocas finales a las que ha llegado el equipo, otros, han tenido la suerte de poder disfrutar de títulos del equipo en Liga y Copa. Muchos abuelos, hoy junto a sus hijos y nietos, habrán podido revivir las emociones vividas ya en aquel lejano '77, la última y única vez que hasta ahora, el Athetic había alcanzado una final europea.
Hoy el Athletic nos ha dado una nueva lección, que los sueños se pueden hacer realidad si se lucha por ellos hasta el último aliento.
Ahora, solo queda seguir soñando, y ya hemos visto que los sueños se pueden hacer realidad.
Orain eta beti, Athletic!