Un amigo de verdad no solo es aquel con el que quedamos para tomar un café, charlar de vez en cuando, o irnos de fiesta. Un amigo de verdad es aquella persona en la que confiamos hasta el punto de confiarle nuestros sentimientos y secretos más profundos, aquella persona que nos quita la venda de los ojos cuando no queremos ver, aquella persona que nos dice las verdades que más nos duelen, aquella persona que es capaz de sacarnos una sonrisa cuando más nos duele el corazón, aquella persona que sabe cuándo callar y cuándo hablar y todo ello, sin esperar nada a cambio, ni tan siquiera que nosotros le correspondamos con la misma moneda.
Un amigo de verdad es aquella persona que nos respeta y nos ama tal y como somos, con nuestros defectos y nuestras virtudes, y no intenta cambiarnos.
Un amigo de verdad es aquella persona que sabe perdonar las ofensas, que no nos guarda rencor, pues sabe que las palabras se las lleva el viento.
En definitiva un amigo de verdad es quien compartirá nuestro dolor, tristeza, alegría, sufrimiento como si fuera propio, quien permanecerá a nuestro lado en los momentos buenos, y en los malos, quien nos tenderá una mano y nos ofrecerá un hombro en el que llorar, quién reirá con nosotros, sin esperar nada a cambio, sin pedir nada a cambio, sin esperar que nosotros le tendamos la mano, o le ofrezcamos el hombro, independientemente de lo que le hayamos podido decir o hacer en momentos de ofuscamiento.
Un amigo de verdad es aquél amigo que nos ofrece su corazón sin miedo a que se lo rompamos.